Translated by Charlotte Karam
A DUSITA
Los planetas no han perdido nada de importancia
En sus revoluciones semi-intoxicadas.
Desde el punto de vista pintoresco del hombre,
Parecen equidistantes, indiferentes…
Majestuosos como grandes pirámides
Ellos están, sin embargo, abrumados por tu naturaleza sincera,
Y abandonan el agotamiento de la edad,
como un escote de nylon fino,
Ansiosos de mirarse en el espejo de
tu belleza sin par.
Tu esplendor es tan deslumbrante
Que los planetas parecen una sarta de cuentas en tu cuello
…Y, aun cuando se gozan de sí mismos,
Se miran unos a otros con envidia, mi amor.
Mirando desde el lugar donde estoy,
Aprisionado en un espacio entre ser un hombre
Y elegido por el destino para ser tu amante;
Es muy curioso que allí en la tierra,
los humanos no te identifican con el espacio.
Pero, claro, ¿cómo pueden esos infelices apreciar tu mundo…?
Los terricolas envían astronautas, cohetes espaciales, Apolo 13…
Para encontrar vida en otros planetas, mi amor.
Sin darse cuenta de que algo mágico occurió
Al nacer tú,
Y que todos esos plantas están alineados
Y cuelgan como ornamentos fabulosos en tu cuello.
LOS CABALLOS
Toda la vida corremos,
sólo miramos hacia delante.
Tememos lo que nos sigue
No tenemos nombre
A todos nos llaman caballo:
no lloramos,
no reímos,
callamos.
Escuchamos,
comemos lo que nos dan,
vamos a dónde nos digan.
No somos suficientemente astutos.
Para el caballo del rey,
hicieron un poste alto.
Para el caballo de la princesa,
hicieron una montura de oro.
Para el caballo del campesino,
tiraron una silla de paja.
Y al caballo salvaje,
le echaron.
Pero para la gente,
fuimos y seguimos siendo caballos.
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